viernes, 23 de diciembre de 2011

Feliz Navidad.

Llegó la Navidad. Esta época del año siempre me ha gustado. Hay un ambiente tan especial en la atmósfera que me llena de paz. Pensé que ésta Navidad seria diferente. Que iba a ser un tiempo lleno de melancolía con tintes de tristeza. Pero resulta que estoy feliz, esperanzada y sobre todo agradecida. Dios nos ha dado una segunda oportunidad y más que nunca siento al niño Jesús nacer en mi corazón. Les deseo lo mismo a todos.

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

martes, 20 de diciembre de 2011

Paseos nocturnos.

Esta semana le hicimos análisis de control a Borja y todo bien, al parecer su médula ya empieza por fin a recuperarse. Nuestro viaje mágico-navideño lo podremos disfrutar más. Por lo menos no estaremos preocupados todo el tiempo por lavarle las manos y echarle toneladas de gel antibacterial. Las cosas están mejor, y estamos más relajados. Aunque Borja en las noches se despierta. No hay día que no se pase a dormir con nosotros. No hay día que no me despierte y lo vea acurrucado entre Rodrigo y yo. No hay día que Rodrigo no se pare a llevarlo a su cama; y hay días que incluso, estos paseos nocturnos se repiten más de una vez. No sé si es parte de la edad, o consecuencia de las situaciones estresantes que ha vivido.

Hoy quise indagar y le pregunté, que por qué se iba a nuestra cama, con la intención de echarle un rollo materno y convencerlo de quedarse toda la noche en su cuarto. Pensé que su respuesta iba a ser el clásico: porque me da miedo, porque tengo frío, porque tengo calor, o algo parecido. Pero Borja sólo me dijo: "Porque quiero abrazarlos".

Creo que tendremos que cambiar nuestra cama por una más grande para que quepamos los tres.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Luna boba.

El otro día saliendo de noche, Borja vio la luna llena y me preguntó que por qué se veía tan grande, a lo que le contesté que la luna era muy juguetona y le gustaba hacer bromas y cambiar de formas. A veces se veía a medias como sandía, a veces se escondía y no la podíamos ver y otras comía mucho para verse redonda. Le pregunté que si quería jugar con la luna, y dijo: "Sì, pero cuando esté "deronda" o a la "mitar". Entonces me lo imaginé, jugando con la luna como el niño de este poema.


El niño que ahogó la luna.

La luna llena y el sol
se pusieron a jugar,
y al escondite jugaban
una tarde frente al mar.

Y el niño de ojos de cielo
quiso con ellos jugar;
fue a decírselo a la luna,
escondida en el pinar.

Corre el niño hacia la luna,
la luna corriendo va,
y sólo se detenía,
cuando el niño, a descansar.

- Espérame, luna boba,
que no quiero hacerte mal.
pero si el niño corría,
la luna corría más.

Frente a un pozo se detiene
y, asomándose al brocal,
en el agua ve a la luna,
que muy quietecita está.

- Esta vez ¡Oh luna mala!
no te podrás escapar.
El niño, para guardarla,
la tapa pone al brocal.

En esto, la madre inquieta
al niño viene a buscar...
En sus sueños vio a la luna
toda la noche llorar.

Por la mañana temprano
a la luna fue a soltar,
pero en las aguas dormidas
la luna no estaba ya.

- La luna se ahogó en el pozo
yo fui el culpable, mamá.
Y su mamá le consuela
cuando ve al niño llorar.

Humberto Zorrilla (Perú)



viernes, 9 de diciembre de 2011

Posada de ángeles.

Las defensas han estado tambaleandose desde octubre. Así que decidimos que Borja no debería de ir al colegio, por lo menos en lo que se recupera bien o deje de hacer frío por las mañanas; lo que suceda primero. Así que por el momento su entretenimiento es jugar Wii, DS, con Almudena, ir a pasear al centro comercial o quedarse a dormir en casa de los abus. Pero últimamente está mejor, así que en el colegio me animaron a llevarlo al festival de Navidad. Ahí estuvimos, él disfrazado de ángel; y Rodrigo y yo emocionados hasta las lágrimas de verlo tan contento de participar en el evento junto a sus compañeritos. Les juro que era el ángel más bonito y con las mejillas más rosadas que había.




También tuvimos posada y no paró de brincar, correr, gritar, reir, comer, pegarle a la piñata y ensuciarse como cualquier niño de su edad lo sabe hacer. Es la primra vez que he sentido las ganas de tomarle foto a unos pantalones y calcetines así...espero que haya muchas más.


Siete meses.

Siete meses de tratamiento. Cinco meses desde la última entrada. En realidad no había escrito porque durante poco más de tres meses, pensé que no había mucho que contar… una traición para la finalidad de este blog.
Siete meses de tratamiento y yo no sé que decir: "ya siete meses" o "apenas siete meses". Tal vez un poco de los dos. Lo que es cierto es que no he logrado acostumbrarme a esta nueva normalidad. Hemos tenido días fáciles, sí, pero hemos tenido días que no quisiera se volvieran a repetir en mi vida. Borja comenzó con terapia de mantenimiento, una pastilla de mercaptopurina todos los días y seis de metrotexate los miércoles, con una visita mensual a la clínica para análisis de sangre y aplicación de medicamentos intravenosos por la tarde. Todo iba fenomenal, Borja hasta había aumentado de peso, nos estábamos acostumbrando a vivir con quimioterapia y se nos había olvidado el enemigo de nombre que empieza con "L". Pero entonces pasó. Una semana de estancia en el hospital, la más difícil de todas, porque cuando crees que las cosas van por buen camino, el enemigo te recuerda que anque no está presente del todo, anda acechando, esperando como el jicotillo que se rompa algún pilar para alcanzar a Doña Blanca. Neutropenia, anemia, amibas, fiebre, tos, inapetencia, incontables idas al baño, rozaduras, cuatro sueros diarios con antibióticos, piquetes en las venas, en las pompas, nebulizaciones, y un raspado de médula osea que nos confirmó que sigue en remisión y no hay actividad de la leucemia, es el resumen de nuestra visita al hospital.
Siete meses en los que hemos tenido caída de pelo y salida de pelo; caída de pelo y salida de pelo; una bebé temerosa de quedarse sola cada vez que salimos; y un niño que se ha vuelto tan fuerte, que ya no llora cuando nos toca visita a la clínica, sino que juega al doctor con los guantes y las jeringas que pide le regale Laurita.
Siete meses y sigo contando. Sigo contando los días para que esto termine, esta montaña rusa no es divertida y en vez de salir de ella con una sonrisa, no se con que voy a salir, si con 10 kilos de más o media cabeza blanca. 

Los pilares de Borja son de oro y plata, se ha recuperado y nunca ha perdido esa chispa ni energía que tiene. Hoy Borja está bien, aunque la dosis de quimioterapia se la redujeron para que logre recuperarse del todo, así que podremos disfrutar de las festividades navideñas y de nuestro viaje mágico que tenemos planeado. Y eso nos empuja a seguir adelante.


Así que a pensar como dice Serrat: “Hoy puede ser un gran día…y mañana también”.