(Por problemas de mi blog no había podido públicar esta entrada, aunque ya estaba escrita. Finalmente llega, la tan anhelada)
Llegó el día tan esperado. Se terminaron las
quimios, tanto las intravenosas como las orales. Adiós a la media pastilla
diaria, adiós a las sies pastillas de los miércoles, adiós al Zofrán y al Emla,
a quimioterapia intratecal y al Alin. Y me siento exahusta. Exahusta de tanta
preocupación, de tanto desvelo, de tanto pensamiento, de tanto dolor. Justo
hace dos años Borja emepzó a estar mal, con una fiebre altisima y que no se podía
controlar. Dos años de la peor noticia de mi vida. Dos años de la peor noche de
mi vida. Dos años del cambio más radical de mi vida. Dos años de el comienzo de
un periodo de aprenidzaje como jamás imagine. Dos años de desesperanza y
esperanza a la vez. Dos años de fortaleza y debilidad. Dos años...
Fue la última quimio y la noche anterior no
pude dormir...era el día mas anhelado de toda mi vida, parecía un sueño que no
era imposible...pero sí lejano. Y llegó, y me siento feliz, pero a la vez
melancólica, ¿por qué tuve que pasar por esto? ¿por qué tuvimos que pasar por
esto? No lo sé, espero resolverlo algún día. Lo que sí se es que el cambio que
se ha dado en mí ha sido tan profundo, que a veces ni yo misma me reconozco, y
me pregunto cómo hubiera sido con mis hijos si nada de esto hubiera pasado.
Pero eso no lo sabré nunca, y lo único que me queda es asimilar mi nueva
personalidad, mi nuevo estilo de vida, esta es ahora mi realidad, es lo que
tengo que aprender a vivir, en especial el miedo. El miedo a las próximas
fiebres, a las próximas gripas, a los próximos estornudos, a los próximos
golpes, a los análisis de cada mes, a la recaída...a la enfermedad. Y no puedo
no llorar ante tal pensamaiento, me desahogo de tanta tensión acumulada y de
tanto miedo guardado...pero es la última quimio, y al final lloro de felicidad.
Gracias Roi, era evidente que tu preocupación
por Borja sería igual que la mía, en algunos momentos, siento que incluso más.
Esto era un camino que debíamos andar, aprender, sufrir y disfrutar juntos. Nos
fortaleció como familia y ahora valoramos muchas cosas insignificantes de la
vida, como una sonrisa matutina. Las desveladas han cobrado otro significado
cuando van acompañadas de tos y fiebre, y las noches tranquilas y de sueño
profundo se han convertido en un tesoro que hemos aprendido a apreciar. Gracias
por ese kleenex persiguiendo a Borja para sonarle los mocos, al final creo que
eso ayudó a que no empeorara su sinusitis. Gracias R2 de pediatría, tus horas
junto al iPad investigando me aliviaron de muchos nervios y sufrimiento.
Gracias por ser el mejor esposo y padre del mundo.
Gracias a los abus. Enrique, Maricruz y Maicha.
Nadie como ustedes vivieron como nosotros el dolor y la preocupación.
Gracias Abu, tus consejos y reflexiones, nos
enseñaron a Rodrigo y a mí a poner en duda lo que se nos presentaba, a no
conformarnos con lo que teniamos presente, a siempre buscar el bienestar de
Borja por encima de todo. A actuar utilizando más la cabeza que el corazón. No
sé que habría hecho si no hubieras estado presente el día del diagnostico.
Gracias abita, por tu cariño incondicional
hacia mi gordito. Por preparale sus platillos favoritos, por tener siempre en
tu casa jitomate y queso oaxaca, agua de jamaica, chocolates y pepinos. Por
darle su medicina diaria a las 8:00 en punto cuando se quedaba a dormir en tu
casa. Por tus consejos y palabras de aliento, tu paciencia y tus noches sin
dormir.
Gracias abita de México. Porque siempre te
preocupaste porque tu casa estuviera calientita cuando iba Borja, porque tus
llamadas nunca faltaron los días de análisis y quimio, por tu optimismo y
buenos consejos, pero sobre todo por tus oraciones, el poder más grande ante
cualquier adversidad y que siempre
tuvieron a Borja por encima de cualquier petición
Gracias Nana, ese abrazo en el hospital el día
del diagnostico, dijo mas que mil palabras. Gracias por los días que te
quedaste con Almudena mientras Borja estuvo internado...no ha de haber sido
fácil.
Gracias Enrique, estabas en España cuando el
diagnostico, pero tus palabras: “Tu hijo va a lograr grandes cosas” fueron mi
motor en estos dos años. Nunca las olvidaré.
Gracias Marisol, no cualquiera lleva a sus hijos al hospital a ver como a su primo le pican por todos lados, y luego tiene que enfrentar las preguntas y cuestionamientos que le hacen, y todo para que Borja no la pasara tan mal.
Gracias Maichis, tus lágrimas a distancia, nos
aliviaron un poco el dolor, pues fue compartido, nunca faltaron las palabras de
ánimo y los consejos. Gracias por las llamadas, y la preocupación,
especialmente difícil ante la ausencia.
Gracias Doctor Ruíz...le debemos literalmente
la vida, porque sin su mano, guiada por Dios, esto no sé si hubiera sido
posible, o hasta donde habriamos llegado. Y a tantas pesonas que conocimos en
el transcurso, la Doctora Macarena, la Doctora Julia, el Doctor Salvador,
Laurita y Azucena.
Y gracias a todos los que estuvieron tan
presentes en este viaje. Nunca falto la mano que nos sujetó, nuestro bastón,
nuestra guía, nuestro paño de lágrimas, nuesta amiga, nuestra confidente, que
nos distrajo en los peores momentos, que nos regaló una visita al hospital, una
llamada telefónica, un mail o un mensaje por Facebook. Que nos admiró y que dio su opinión sobre si lo haciamos mal
o bien. Que cuidó de Almudena, que acompañó a Rodrigo a ver a los doctores, que
lloramos abrazados, que pensó en Borja y le llevo algún regalo para que su
enclaustramiento fuera más llevadero, que rezó y rezó todos los días por él,
que lo tuvo en sus pensamientos, oraciones y anhelos. Gracias por lo que viene, porque a pesar de
que esto se acaba, se acabará por completo en un año, cuando le retiren su
catéter, entonces será la alta definitiva.
Y un millón de gracias más, porque ustedes son “mi espejo, mi espada y mi
escudo...mis misioneros en un campo extranjero”.